Saltar al contenido
Seminario Conciliar de Madrid
  • ¿Quiénes somos?
    • El rector y los formadores
    • Los seminaristas
  • Día a día
    • ¡Ven a adorarle!
    • La revista
    • Nuestra Biblioteca
    • Cine-Sala Toribio
    • Café y Compañía
  • La Vocación
    • Grupo de discernimiento vocacional
    • Testimonios de seminaristas
      • El Fotomatón
    • Testimonios de sacerdotes
    • Preguntas y respuestas
  • Contacto
  • Ayúdanos
Búsqueda en el sitio

14 de enero de 2020

“¿Has venido a acabar con nosotros?”

Por Álvaro F.

Jesús, aquí estamos un año más, a tus pies. A los pies del cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de todo un Dios. ¡Qué maravilla! Es que solo con meditar estas cuatro palabras nos podríamos tirar toda la hora. Porque aquí hay todo un Dios hecho hombre y encerrado en una custodia por ti y por mi. Jesús, debería de ser suficiente con esto, pero como ya sabes somos un poco zoquetes y queremos más.

En el fondo cada uno de nosotros ha venido aquí buscando una respuesta a sus preguntas, una solución a sus problemas, a sus ralladas, a sus heridas. Aunque seguro que hay alguno por ahí que dice “yo no, yo he venido por la fiesta”, bueno pues siento decepcionarte pero no hay nada de eso. Aquí ahora solo estamos cara a cara Dios y nosotros, Jesús y nuestros deseos.

Y Jesús, queremos un cambio en nuestra vida, una respuesta, una solución; es que nos falta tanto. Sólo hace falta mirar la lista de propósitos de Año Nuevo que nos hemos hecho: que si queremos comer sano, o dejar de fumar, o ponernos a estudiar de una vez, o ir más al gimnasio…

¿Pero y Tú Jesús? ¿Tú qué nos dirías para este año? Ahora que te tenemos delante podría ser un buen momento para preguntarte.

O a lo mejor, a lo mejor ya sabemos que es lo que nos vas a decir y no queremos hacerte caso. Me da un poco de vergüenza decirlo así en público Jesús, pero es que cuántas veces no me pasa esto a mí, cuántas veces no te responderé yo con la misma frase del endemoniado de hoy cuando escucho lo que quieres de mi. Tantas veces se rebela mi corazón y te digo ¿acaso has venido a acabar conmigo?

Hoy sales en el Evangelio empezando tu predicación, estarías hablando con toda la ilusión, con toda la fuerza del Espíritu Santo, y más después de tu Bautismo, hablando a la gente de cómo ser felices, de cómo vivir el cielo en la tierra. Sería increíble. Y entonces un demonio, al que le estarías cambiando totalmente los planes, saltó y te gritó ¿acaso has venido a acabar con nosotros?

Qué pena, porque aunque no estemos endemoniado, pensamos tantas veces lo mismo de lo que Tú nos dices… Cuántas veces no tendremos la sensación de que tú nos quitas algo con tus ideas de bombero, cuantas veces no pensamos que si te hacemos caso perdemos, que nos perdemos, que perdemos libertad, que perdemos el molar a los ojos del mundo, en el fondo pensamos que perdemos la felicidad, que eres un poco un Dios incordio que viene a molestarnos.

Perdona que lo diga así de crudo delante tuyo Jesús, pero una porra, una porra, Tú no nos quitas nada. Cuando te vemos como un Dios incordio no te estamos viendo; no nos estamos enterando de nada. Cuando te vemos así te vemos con los ojos del demonio, como nos hace ver hoy San Marcos.

Tú no eres así Jesús, Dios no es así. Solo hace falta que ahora en silencio levantemos los ojos, y te miremos aquí en la custodia.

Vaya bazofia de plan sería si vinieses a acabar con nosotros hecho un trocito de pan. Creo que ni Marvel, ahora que se le acaban los súper héroes, haría una película. Lo que tenemos delante es todo lo contrario a un Dios que se quiere imponer. Esto que tenemos delante es la mayor historia de amor que ha conocido el mundo, y nosotros somos los protagonistas. Tú y yo somos como la Julieta de Shakespeare, por quienes Jesús ha bajado del cielo, se ha hecho hombre y ahora está en la custodia, solamente porque quería estar con nosotros.

¿Cómo vamos a poder dudar de lo que nos digas Jesús? Al contrario, por favor, en este rato de oración háblanos, dinos qué sueñas hacer con nuestra vida, qué cosas grandes quieres hacer con nosotros, porque la más grande de todas ellas es nuestra felicidad. Por favor, te lo pedimos Jesús, haznos ver en esta adoración tu Amor, haznos ver que Tú eres Amor, para que podamos confiar en Ti, para que rememos en la misma dirección que todo un Dios que trabaja por nuestra felicidad más que nosotros mismos, porque nos ama con locura.

“Cállate”

Por Enrique A.

“Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que oyes, que me amas con locura”.
Señor, este domingo hemos terminado la Navidad celebrando la fiesta de tu Bautismo. Sabemos que después de esto, te retiraste al desierto y fuiste tentado. Contra las tentaciones fuiste tajante. En este evangelio tampoco estás dispuesto a dialogar con el mal porque sabes que eso solo lleva a enredos y mentiras.
¿Y yo, Señor? Miro mi vida y veo que a veces no solo hay diálogos con la tentación sino también auténticos pactos y contratos, luchas contra el pecado que he dado por perdidas, mediocridades en las que me he acomodado. Muchas veces cuando se presenta la tentación en mi vida me comporto más cómo Eva con la serpiente. Me atrae, me engaña y caigo, y solo después me doy cuenta del daño que me hace, de que lo que me prometía era mentira, de que me ha robado la cartera.
No, Jesús, no quiero que mi vida este siempre “tirando”, poniendo una vela a Dios y otra al diablo. Como decía San Pablo a los corintios, no pueden estar de acuerdo Cristo y el diablo, la santidad y el pecado, la luz y las tinieblas, Dios y los ídolos (2 Cor 6, 4-6).
Igual que este endemoniado, te necesito para poder ver mi pecado y rechazarlo. Solo Tú me sostienes en mis luchas, cuando el pecado me sacude y me faltan las fuerzas; Tú siempre me levantas. Por eso te pido esta noche que me alientes con tu Espíritu de fortaleza y que me des tu luz para descubrir todos engaños que hay en mi vida. Hazme consciente, Señor, de que, como nos dice el Papa Francisco, “Tú nos quieres santos y no esperas que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. Tú nos pides todo, y lo que nos ofreces es la verdadera vida, la felicidad para la que fuimos creados” (“Gaudete et exsultate” 1)

Canciones que se han interpretado en la adoración:
-Ven, espíritu, ven
-Enciende una luz
-Aleluya
-Clame
-Océanos
-María de la alianza

Seminario de Madrid

Seminario de Madrid

¡Síguenos en redes sociales! →

facebook-logo   logo-youtube   logo-de-insta

Tema por Colorlib Funciona con WordPress