Saltar al contenido
Seminario Conciliar de Madrid
  • ¿Quiénes somos?
    • El rector y los formadores
    • Los seminaristas
  • Día a día
    • ¡Ven a adorarle!
    • La revista
    • Nuestra Biblioteca
    • Cine-Sala Toribio
    • Café y Compañía
  • La Vocación
    • Grupo de discernimiento vocacional
    • Testimonios de seminaristas
      • El Fotomatón
    • Testimonios de sacerdotes
    • Preguntas y respuestas
  • Contacto
  • Ayúdanos
Búsqueda en el sitio

Adoracion 28 de enero de 2020

Evangelio: Marcos 3, 31-35

“¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”

Por Pedro C.

Buenas noches Señor, hoy si no te importa, no voy a hablar contigo, hoy te pido que vayamos juntos a hablar con nuestra Madre, que impresionante ¿verdad?, “nuestra Madre”, y además voy ha hacer de niño pequeño, de uno de mis sobrinos, que no hace más que preguntar.

Hola Madre, vengo, como siempre, a que me expliques el por qué de lo que hay en mi corazón. ¿Qué sentiste cuando escuchaste la pregunta de tu Hijo “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” , ¿Cómo explicaste al resto de la familia, que en su respuesta se refería sobre todo a Ti, y te ponía como ejemplo?, ¿O no se lo explicaste, y espérate a que ellos lo entendieran, y tú, mujer de silencios, lo guardaste meditándolo en tu corazón?; cuando termino tu Hijo de hablar ¿Cómo fue su mirada cuando se cruzó con la tuya?, seguro que sin palabras te dijo:” Madre, les he hablado de ti, pero como sé que no te gusta figurar, lo he hecho sin decir tu nombre, solo he dicho lo que te he visto hacer durante 30 años, y aún hoy, “El que haga la voluntad de Dios”?. Y tu, Madre, mientras le acompañabas a casa en silencio, uno de esos silencios tuyos profundos e inmensos, quizá volviste por un segundo, a ese día en Nazaret, en el que siendo muy jovencita, supiste por el Ángel que ibas a ser la Madre del Mesías, y diste un sí a la voluntad de Dios, que ha marcado el rumbo de la humanidad: “He aquí la esclava del Señor,hágase en mí según tu palabra”.

Madre ¿Cómo lo hago? ¿Cómo lo hacemos? Como el niño que soy, que somos todos en tu corazón, te pregunto sentado en tus rodillas, dejándome llenar por tu mirada inmensa, dulce y pacificadora, ¿Cómo lo hago? ¿Cómo hago la voluntad de Dios? ¿Cómo le digo que si, todos los días y cada día, como hiciste tú?.

Siempre me sobrecoge el contemplarte a los pies de la Cruz, con tu Hijo, muerto entre tus brazos, y saber que allí, también allí, sobre todo allí, musitarías con el corazón atravesado: “He aquí la esclava del Señor,hágase en mí según tu palabra”.

Madre, sabes que siempre acabo mis meditaciones con una poesía, hoy, voy a atreverme a algo, no sin emoción, y es a cerrar estas letras, con unas palabras, que son para mí la mejor, más excelsa, y profunda poesía que jamás un Hijo a dedicado a su Madre, y la proclamó tu Hijo, nuestro Señor, instantes antes de entregar el Espíritu, haciéndonos su último regalo en vida mortal, a Ti: “-Mujer ahí tienes a tu hijo; (….),-Ahí tienes a tu madre”.

“«Tu madre y tus hermanos y tus hermanas están afuera y te buscan.»”

Por José Ignacio B.

Buenas noches Jesús. Es fantástico estar aquí esta noche igual que toda esa gente de la que hemos oído hablar en el Evangelio. No debían de ser pocos porque tu madre y tus hermanos se quedaron fuera. Y todos te estaban mirando fijamente. Parece mentira que hayan pasado casi 2000 años desde que se escribió el Evangelio. Es impresionante ver cómo nos sigues reuniendo. Ha pasado tiempo pero no ha cambiado lo importante. Cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre, gente de todo tipo, de diferentes lugares y vidas. Y nos reúnes para darnos tu Palabra y tu Pan y marcarnos el paso.
He oído mil veces que el camino del cristiano es seguirte y hacer lo que tu haces. Y me pregunto: ¿Por qué no probar a hacerlo esta noche? Tú mirabas a los que tenías alrededor. Pues voy a mirar a cada una de estas personas que me has puesto a mi alrededor. Me has dejado bien claro quiénes son: mi madre y mis hermanos y mi hermanas. No me lo acabo de creer la verdad, pero cuando te miro y me miras lo entiendo. Vas totalmente en serio, nos amas y nos quieres con locura. Así sí que puedo mirar a mi alrededor. Esta noche te pido mirar al que tengo al lado: al seminarista del tercer banco, a los amigos de la última fila, a la señora del lateral… y ver a mi hermano, ver a mi madre, ver a mi hermana. Todos unidos a tu alrededor, escuchándote y siguiéndote. Haciendo la voluntad del Padre como nos enseñas Tú.

Seminario de Madrid

Seminario de Madrid

¡Síguenos en redes sociales! →

facebook-logo   logo-youtube   logo-de-insta

Tema por Colorlib Funciona con WordPress