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Oración 23 octubre 2018

EVANGELIO

Del evangelio según san Lucas (12,35-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»

CANCIONES

 

MEDITACIONES

“Tened ceñida la cintura y encendida las lámparas”

por David C.

Buenas noches Jesús. Hoy me pides estar alerta para cuando vengas que me encuentre preparado. Apenas ha comenzado la semana, llevo un mes de clases y empieza a costarme a veces levantarme, la relación con mis compañeros de clase, con los hermanos de comunidad…

Tener la cintura ceñida, es decir, estar preparado para que mañana me regales un nuevo día lleno de buenos momentos, aunque también con dificultades y momentos en los que acompañarte en la cruz. Te pido, Señor, que mañana me recuerdes este momento, este instante en el que estoy a solas contigo, cada uno contigo. Muy despacio poder contemplarte como mi Rey, como mi maestro que me enseña a cuidar del que tengo a mi derecha y a mi izquierda, a reconocer en el a un hermano, a preocuparme por él.

Estad con las lámparas encendidas: me invitas en esta noche a cuidar la lampara de mi fe. ¿Cómo está mi fe? ¿quizás está debilitada, con falta de fuerza, me cuesta creer? Es el momento de pedirte fe, de pedirte que me ayudes a llenar de aceite mi lampara y poder enseñar mañana con mi alegría, mi cercanía, al tratar con los demás que te he conocido, que he estado contigo, que he experimentado que me quieres, que me amas, en fin, que se encuentren contigo como yo ahora.

Gracias por regalarme este ratito y haberme llamado a estar aquí junto a ti, enséñame a cuidar estos momentos y a no olvidarme al salir por la puerta que Tu, Dios mío has querido bajar hasta este altar por mí. Enséñame a estar alerta para que viva cada instante como si fuera el primero, el único, el ultimo instante de mi vida, pero siempre cogido de tu mano. Gracias Señor…


“Os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo”

por Ramón E.

Señor Jesús, te pido que no dejes nunca que me acostumbre a esta frase: se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. ¡Con cuánta emoción recordarían los apóstoles estas palabras en el momento en que te ceñiste, tomaste la jofaina y comenzaste a lavarles los pies! Ese acto no fue una improvisación, o una lección de maestro avanzado, sino la continuación de lo que llevabas haciendo con ellos desde que les llamaste. Fue la verdadera manifestación de tu amor hasta el extremo por ellos. Y desde entonces nada ha cambiado, y hoy sigues queriendo ceñirte y servirnos también a nosotros. Para eso has venido al mundo, Señor: a servir y a dar tu vida por nosotros. ¡El Rey por los siervos!

Tantas veces me presento ante Ti ofreciéndome, pidiéndote que me digas qué quieres de mí, pensando cuántas cosas puedo hacer yo por Ti… Hoy me recuerdas que todo eso lo quieres, sí. Pero no desde mí, no desde mi iniciativa autosuficiente. Antes deseas servirme Tú a mí. Tú nos primereas verdaderamente Señor, porque en esto consiste el amor: no en que nosotros te hayamos amado, sino en que Tú nos has amado primero.

Y ahora sí, desde esta imagen de nuestro Rey ceñido y sirviendo, desde tu amor infinito por nosotros, podemos ir a nuestros hermanos más débiles a hacer en tu nombre lo que Tú has hecho por nosotros.

No dejes, Señor, que nuestra entrega sea una entrega voluntarista auto referencial, no. Que nuestra entrega sea la respuesta amorosa al amor hasta el extremo con que Tú has dado la vida por nosotros.

 

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