EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,18-21):
En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»
CANCIONES
MEDITACIONES
“¿A qué compararé el Reino de Dios?”
por Borja L.
Señor, ¿Qué es tu Reino? ¿Cómo podemos saber de este Reino de Dios?
Muchas veces leemos en tu Evangelio que hablas sobre el Reino de Dios mediante parábolas como la del Evangelio de hoy; en otras nos exhortas a arrepentirnos porque el Reino de Dios está cerca, e incluso nos dices que el Reino de Dios ha llegado a nosotros.
A priori podríamos intentar comparar el Reino de Dios con cualquier paraje bello, perfecto, algo idílico…, la casa del Padre en el Cielo… no sé, cualquier cosa que nos pudiera maravillar y que ansiar…; pero la verdad, Señor es que no tenemos ni idea de cómo es, lo único que sabemos es que, si por Reino de Dios hablamos del Cielo, nos bastan las palabras de S. Pablo en la Carta a los Corintios: “Ni ojo vio ni oído oyó ni pasó por el corazón del hombre, las cosas que preparó Dios para los que le aman”
Sin embargo, el Papa Benedicto XVI en el libro “Jesús de Nazaret” nos enseña que el Reino de Dios eres Tú, pues así nos lo dices en diversos evangelios, como aquella vez, Señor, que Andrés y Juan, cuando te conocieron, te preguntaron: “Señor, ¿Dónde vives?” A lo que Tú respondiste: “Seguidme y lo veréis”. Y en otro momento, en otro Evangelio, les dices a tus discípulos que eres El Camino, La Verdad y La Vida y que nadie va al Padre sino por Ti. Por lo tanto, Jesús, si queremos llegar al Reino de Dios está claro que debemos de seguirte a Ti, que sólo por Ti llegaremos al Padre.
Señor, humildemente te pedimos aquello que Tu nos enseñaste en la oración del Padrenuestro: “Venga a nosotros tu Reino”, pues ojalá que se haga realidad esta noche.
“Es semejante a un grano de mostaza”
por Carlos T.
Hace tiempo que dejaste tu grano de mostaza en mi corazón. Éste crece con mi fe en Ti, Jesús: en cómo de sólidas son las columnas que sostienen mi vida. Y reconozco que no tengo más fe que la que Tú me das. Porque son muchas las veces que dudo de Ti y de tu existencia. Y porque, Señor, es verdad que debo estar loco cuando me arrodillo ante un trozo de pan y Te hablo.
Sin embargo, a mi poca fe y mi debilidad, Tú respondes: “No tengas miedo”.
El grano de mostaza también crece con la caridad: ¡y qué poca es mi caridad, Jesús! Que todos los días fallo en algo; bien cuando contesto mal a mis padres pensando que no me entienden, bien cuando me escabullo de recoger los platos de la mesa o cuando sólo pensaba en beber y pasármelo bien la otra noche y me olvidé de mis amigos.
Pero a todo esto, Tú dices: “no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”.
Dios es Amor, dijo san Juan. Y él lo sabía muy bien pues tuvo su cabeza en el pecho del Señor ¿Me dejas a mi también, Jesús, apoyarme en ti esta noche? Déjame descansar en Ti…y disfrutar así de este momento de intimidad.
Dios es Amor, y nos podemos preguntar ¿dónde encuentro yo ese Amor?
Mira hacia delante, pues lo encuentras guardado ahora mismo en la custodia, desbordando su amor en todas direcciones,…esperando a que pecadores como nosotros le digamos: “tengo sed”.
Jesús, aumenta mi fe y mi caridad de tal manera que el grano de mostaza crezca en mi corazón con las lágrimas que derramo por mis pecados y con la alegría propia de quien te tiene a Ti muy cerca.