«NO ME HABÉIS ELEGIDO VOSOTROS A MÍ; MÁS BIEN OS HE ELEGIDO YO A VOSOTROS»

PLAN DE VIDA

«Edificar es
dejarse edificar»

«Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí»

(Ga 2,20)

Recordando a San Pablo, podríamos decir que las primeras etapas del Seminario son reconocer que «no soy yo el que vive» y más adelante que «es Cristo quien vive en mí». En el Seminario uno aprende a aprender, a reconocer humildemente que es el Señor -el único Maestro- quien enseña; a caminar de la mano de María que, como Madre, nos guía a sus hijos a Dios en todo momento y nos enseña, como ella hizo, a decir que sí. No por nada, la patrona del Seminario de Madrid es la Inmaculada Concepción.

 

La Ratio Fundamentalis propone una formación única, íntegra, comunitaria y misionera, que abraza tanto la fase inicial como la permanente en un único camino armonizando las cuatro dimensiones propuestas por Pastores Dabo Vobis: humana, espiritual, intelectual y pastoral. Además, tiene un carácter comunitario, pues la vocación es una llamada eclesial orientada al servicio del Pueblo de Dios. Y, finalmente, se caracteriza en sentido misionero, pues prepara a los candidatos para que participen, como pastores, en la mision de Cristo confiada a la Iglesia, es decir, en la evangelización.
El sacerdocio requiere un don total de sí mismo al servicio del Pueblo de Dios, a imagen de Cristo Esposo. El sacerdote está llamado a asumir en sí los sentimientos y las actitudes de Cristo respecto a la Iglesia; por tanto, se requiere de él que sea «capaz de amar a la gente con un corazon nuevo, grande y puro, con auténtica renuncia de sí mismo, con entrega total, continua y fiel, y a la vez con una especie de «celo» divino (cf. Cor 11, 2), con una ternura que incluso asume matices del cariño materno».
Lazzaro You Heung Sik
Prefecto de la Congregación para el Clero
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